domingo, 27 de noviembre de 2011

PICASSO, PABLO

Durante un prolongado período de actividad creativa ininterrumpida, Pablo Picasso impulsó, desarrolló y casi agotó las posibilidades del arte del siglo XX, en el que combinó sus inquietudes políticas con un constante afán de renovación estética.
Pablo Ruiz Picasso nació en Málaga, España, el 25 de octubre de 1881. Su padre, pintor y profesor de dibujo, lo inició en las artes plásticas, para las que demostró desde su infancia una extraordinaria aptitud. Durante la estancia de la familia en La Coruña, donde había sido destinado su padre como maestro de arte, dio nuevas muestras de su arrolladora vocación y, más tarde, ingresó sucesivamente en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona y en la Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. Desde 1900 realizó constantes viajes de la capital de España a Barcelona y a París, donde acabaría por instalarse en el Bateau Lavoir, taller que compartía con el español Juan Gris, los franceses Henri Rousseau y André Derain y el holandés Kees van Dongen. El círculo, ampliado por otros artistas, daría origen a la llamada escuela de París.
En el intervalo comprendido entre los años 1900 y 1906, en la creación picassiana se sucedieron el período azul, con obras como "Pobres a orillas del mar" o "El viejo guitarrista", y el período rosa, en el que pintó principalmente arlequines y gente de circo y del que datan cuadros como "Acróbatas de la bola" y "Familia de saltimbanquis". Estas dos épocas, así llamadas por las tonalidades predominantes en las composiciones, se caracterizaron por la evanescente atmósfera dominada por efectos cromáticos que envuelve a las figuras. A estas etapas, en las que realizó además sus primeros grabados, sucedió una progresiva aproximación al estilo del que Picasso sería considerado creador y máximo exponente junto don Georges Braque, el cubismo.
El punto de partida de tal evolución lo constituyó el cuadro "Las señoritas de Aviñón", realizado en 1907 y conservado en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Los trazos esquemáticos y rostros de esta pintura, inspirados en las máscaras africanas, darían paso a una breve fase de transición conocida como época negra. Ya plenamente cubistas, con representación de las tres dimensiones espaciales mediante el abandono de la perspectiva, son obras como el retrato de "Ambrosie Vollard" o "Los tres músicos".
En 1917, Picasso viajó a Italia con su amigo Jean Cocteau para preparar los decorados y figurines del ballet Parade, con música de Erik Satie y coreografía de Serguéi Diaghilev, con quien colaboraría durante años en escenografías como la de El sombrero de tres picos de Manuel de Falla o Pulcinella de Igor Stravinski. Junto con estos decorados creó una serie de collages, tanto pictóricos como escultóricos, en los que introdujo componentes de papel, vidrio, tela y otros materiales. Las composiciones convulsas y curvilíneas que alternó con la creación cubista tuvieron su culminación en el célebre "Guernica", realizado en 1937 para el pabellón español de la Exposición Internacional de París, en el que evocaba las trágicas consecuencias del bombardeo de esa ciudad vasca por la aviación alemana durante la guerra civil española.
Retirado en su taller de París durante la segunda guerra mundial, al ser liberada la ciudad en 1944 de la ocupación alemana reanudó su producción artística e incrementó su compromiso político. En 1944 se afilió al Partido Comunista Francés y asistió desde entonces a varios congresos mundiales por la paz en los que se había adoptado como símbolo una paloma por él diseñada. La pintura de Picasso se tornó ecléctica, con influencias expresionistas y surrealistas, aunque en todas sus composiciones predominaba la absoluta libertad conceptual de su espíritu creador. De 1952 datan los murales "La paz" y "La guerra", para la capilla de Vallauris, y en 1958 el gran panel mural para la sede de la UNESCO en París.
Parte de la producción de sus últimos años se orientó a la interpretación, singular y adecuada a su concepción del arte, de obras maestras del pasado, como los 44 cuadros que componen su serie de "Las Meninas", inspirada en el famoso lienzo de Velázquez. La creación pictórica de Picasso se vio brillantemente complementada por una amplia serie de grabados, entre los que cabe reseñar las series de la "Minotauromaquia" y la titulada "Sueño y mentira de Franco", y por esporádicas incursiones en el ámbito de la cerámica y de la escultura. Destacan en este último campo obras como "Construcción: cabeza" (1931), de una primera época constructivista, y "La cabra" (1950). Desde la década de 1950 se celebraron en todo el mundo numerosas exposiciones retrospectivas de la obra de quien el poeta francés Paul Éluard afirmara: "Entre los hombres que mejor han demostrado estar vivos, y de los que nadie podrá decir que han pasado por la Tierra sin pensar, sin duda Pablo Picasso constituye un capítulo aparte"
Picasso murió en su retiro de Mougins, en la Rivera francesa, el 8 de abril de 1973

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