Pero el romanticismo no puede sólo definirse en términos de oposición, pues desarrolló sus propias características; el sentimentalismo, el misticismo, la expresión de los sueños.
A la primacía de la línea y el dibujo, oponen la belleza del color, por el que sienten pasión; por eso alaban a los pintores del Barroco. Afición por los contrastes lumínicos llenos de dramatismo.
Frente al racionalismo neoclásico tienen un concepto subjetivo de la belleza, fruto de los sentimientos del pintor. Este subjetivismo, generalmente pesimista y melancólico, les lleva a preferir una temática imaginativa y pasional, obsesionados por el amor, el dolor, la muerte y su prefiguración -la noche
El retrato es el género preferido por la clientela burguesa para decorar sus casas; conceden gran valor a la indumentaria, como expresión de su condición social y al estudio psicológico del retratado.
Les gustan los temas exóticos buscando la evasión respecto a la realidad que les rodea aunque también se interesan por temas dramáticos de historia contemporánea.
El paisaje adquiere gran desarrollo, evocador de un estado espiritual. Tienen preferencia por los nocturnos, los cementerios, las ruinas, el mar. En general, por paisajes en sombras, silenciosos, vacíos, donde flota la maldad o la tristeza.
En técnicas, además del óleo sobre lienzo, prefieren las más rápidas y de menor tamaño como la acuarela y el grabado.
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