domingo, 27 de noviembre de 2011

Pintura romantica

La pintura romántica sucede a la pintura neoclásica de finales del XVIII, con unos nuevos gustos desarrollados por todas las facetas artísticas del Romanticismo como la literatura, la filosofía y la arquitectura. Está hermanada con los movimientos sociales y políticos, que ganaron cuerpo con la Revolución francesa.
El primer período del romanticismo (1770-1820) se desarrolla en paralelo con el neoclasicismo (1760-1800) o más bien en oposición a esta corriente. En efecto, allí donde el neoclasicismo propone una belleza ideal, el racionalismo, la virtud, la línea, el culto a la Antigüedad clásica y al Mediterráneo, el romanticismo se opone y promueve el corazón, la pasión, lo irracional, lo imaginario, el desorden, la exaltación, el color, la pincelada y el culto a la Edad Media y a las mitologías de la Europa del Norte.
Pero el romanticismo no puede sólo definirse en términos de oposición, pues desarrolló sus propias características; el sentimentalismo, el misticismo, la expresión de los sueños.
A la primacía de la línea y el dibujo, oponen la belleza del color, por el que sienten pasión; por eso alaban a los pintores del Barroco. Afición por los contrastes lumínicos llenos de dramatismo.
Frente al racionalismo neoclásico tienen un concepto subjetivo de la belleza, fruto de los sentimientos del pintor. Este subjetivismo, generalmente pesimista y melancólico, les lleva a preferir una temática imaginativa y pasional, obsesionados por el amor, el dolor, la muerte y su prefiguración -la noche
El retrato es el género preferido por la clientela burguesa para decorar sus casas; conceden gran valor a la indumentaria, como expresión de su condición social y al estudio psicológico del retratado.
Les gustan los temas exóticos buscando la evasión respecto a la realidad que les rodea aunque también se interesan por temas dramáticos de historia contemporánea.
El paisaje adquiere gran desarrollo, evocador de un estado espiritual. Tienen preferencia por los nocturnos, los cementerios, las ruinas, el mar. En general, por paisajes en sombras, silenciosos, vacíos, donde flota la maldad o la tristeza.
En técnicas, además del óleo sobre lienzo, prefieren las más rápidas y de menor tamaño como la acuarela y el grabado.

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